martes, 17 de diciembre de 2013

De lo unitario a lo complejo, de lo integral a lo compuesto

Federalismo / Federación / Confederación / Cantonalismo
Deriva del latín foedus ("tratado"), aunque no es muy lejana la raíz germánica frid (paz)
http://www.etymonline.com/index.php?allowed_in_frame=0&search=foedus&searchmode=none
http://www.etymonline.com/index.php?allowed_in_frame=0&search=frid&searchmode=none

Los pueblos germánicos se asentaron en el Imperio romano como foederati (federados), y establecieron sus propios Estados (los reinos germánicos).

Inicialmente el término "federalismo" se vinculó, en Estados Unidos, a su utilización en la revolución americana (los partidarios de la Unión -"una unión más perfecta"- frente a los partidarios de mantener los poderes originarios en los Estados). En la Francia de mediados del siglo XIX Proudhon denominaba "federalismo" a su versión del anarquismo (un sistema político-social de asociaciones autónomas vinculadas libremente entre sí). En España, los republicanos de 1873 se dividieron en republicanos unitarios (el ala derecha) y republicanos federales (el ala izquierda). En el ámbito de los republicanos federales surgió el movimiento obrero y la revolución  cantonal.


Muchos de los Estados que se organizan territorialmente como Estados compuestos (véase autonomía) se definen como Repúblicas federales.

La identificación del Estado de las autonomías español con una federación, o con un "federalismo asimétrico" (el concepto fue utilizado por Pascual Maragall), así como la propuesta de reforma constitucional "en un sentido federal", han sido objeto de debate recurrente desde la propia redacción de la Constitución de 1978. En mi memoria tengo todavía a uno de los políticos de la Transición (quizá Fraga) diciendo algo así como que el federalismo era un muy buen procedimiento para unir lo que está separado, pero un pésimo procedimiento para evitar la separación de lo que ya está unido.

Los Estados compuestos que se han definido como "Confederación" se caracterizan por la capacidad que se reconoce a cada una de sus partes para tomar prácticamente cualquier decisión, incluso la de la secesión.

En una metáfora frutal, se puede comparar el Estado unitario con una manzana, el Estado federal con una naranja y el Estado confederal con un racimo de uvas. Savater ha propuesto una metáfora semejante (los "quesitos" divididos en porciones y envueltos individualmente).

Aquí muchos hablamos de federalismo pero no todos hablamos de lo mismo. Hay quien piensa en el federalismo en un sentido orgánico y cooperativo, muy cercano al autonomismo, simplemente para organizar un Estado compuesto y políticamente descentralizado. Los hay que defienden un Estado federal en un sentido competitivo, como una unión de territorios diversos con poderes propios que los pueden ampliar libremente dentro de un marco constitucional flexible. Finalmente, el federalismo plurinacional va más allá y contempla la soberanía concurrente de territorios nacionales con una identidad propia. Hay federalismo de arriba abajo o de abajo arriba, de devolución o de agregación, y ahora también federalismo simétrico y asimétrico. En la tercera asamblea del Partido Federal, de 1872, Salmerón y Pi y Maragall ya presentaron dos proyectos federales distintos para España: el orgánico, descentralizador, y el sinalagmático, basado en el pacto entre territorios. Y en España, además, se defiende la plurinacionalidad. ... Al final de la dictadura de Primo de Rivera, como de la de Franco, el PSOE coqueteó con el federalismo y asumió planteamientos de los nacionalismos subestatales, por un empacho de nacionalismo español de derechas. Algunos dirigentes, como Araquistáin, se proclamaban abiertamente federalistas. Pero, como en 1978, a la hora de hacer la nueva Constitución se volvió a una posición más prudente y se rechazó, junto a muchos republicanos, que la República fuera federal. Jiménez de Asúa, en la presentación del proyecto, lo justificó con tres argumentos: que el federalismo era igualitario y había demasiado desequilibrio regional, que los Estados federales conocidos se estaban centralizando, y que cómo se iba a constituir un Estado federal que ya existía. Ésto también se lo dijeron a Pi y Margall en los debates constituyentes de 1869 y 1873. Las clases políticas de entonces no veían la posibilidad de que un Estado unitario se pudiera federalizar, sino solo la federación de territorios previamente independientes. Kelsen admitía en 1925, en su Teoría General del Estado, esa posibilidad mediante la reforma constitucional, pero al parecer lo desconocían. Al final propusieron el Estado integral, un sistema abierto y gradual de autonomía regional pensando sobre todo en Cataluña. ... P - ¿Cuál es el alcance de esa  propuesta plurinacional del PSOE y de dónde viene? R- Es una propuesta de Luis Carretero y de su hijo Anselmo, durante el exilio mexicano y la transición, cuando éste era senador castellano. Besteiro y Largo Caballero ya habían reconocido la nacionalidad catalana cuando apoyaron el Estatuto de 1919. Incluso Araquistáin, en 1930, contempló su derecho de autodeterminación, como hiciera Azaña en el encuentro de intelectuales castellanos y catalanes del mismo año, aunque después se desdijo. Pero, como digo, fueron opiniones puntuales y minoritarias. Carretero plantea la fórmula de «nación de naciones» como una nación política compuesta de nacionalidades culturales. Rechazaba el Estado plurinacional porque decía que España no era Yugoslavia. En realidad, es una fórmula que compromete poco al mantener la soberanía unitaria del pueblo español, un reconocimiento más bien retórico. Podría ser una fórmula de síntesis aceptable, pero es difícil que cuaje porque para unos no dice nada y, para otros, dice demasiado. (Entrevista a Daniel Guerra, 28 de julio de 2018).

Véase también Estado, Reino, Soberanía, Soberanismo

Autonomía / Comunidad autónoma / Territorio autónomo / Autodeterminación / Autogobierno
La pretensión de regirse por normas propias. Lo opuesto es la "heteronomía" (normas ajenas).

En su aspecto individual, es un resultado del crecimiento o desarrollo individual o personal, que comienza con el nacimiento, sigue en la infancia y adolescencia y culminaría en la madurez (la psicología evolutiva lo tiene como campo de estudio). Como quiera que el hombre es un animal social (o animal político), en realidad las normas que se creen propias son la interiorización de normas externas, impuestas o implantadas por el grupo social con el que el individuo se identifica.

En su aspecto grupal, puede entenderse como la pretensión de un grupo de regirse por normas propias. Kant definió la Ilustración como "la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad". Entender que las normas políticas y sociales son fruto de la "voluntad general", en expresión de Rousseau, hace de la sociedad entera la responsable de darse a sí misma las normas. El "cuerpo político" sería así autónomo (si esto le desvincula de unas normas más elevadas, impuestas por Dios o la  Naturaleza es otro problema). ¿Puede parcelarse el cuerpo político en partes autónomas, que sigan sus propias normas?  No según Cicerón o los jacobinos. Sí según los particularistas, los federalistas o los girondinos.

La denominación "territorio autónomo" se ha venido dando a muy distintas conformaciones territoriales: partes de imperios coloniales, partes de federaciones o incluso los territorios de Palestina administrados por la Autoridad Nacional Palestina (antes denominados "territorios ocupados").

La denominación del modelo territorial del Estado en España es "Estado de las autonomías", y ha sido objeto de debates políticos desde la redacción de la Constitución de 1978 hasta la actualidad. La literalidad del texto constitucional identifica el concepto de "autonomía" con el de un "autogobierno" entendido como "gestión" de los "intererses" propios.

La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas -art. 2- En el ejercicio del derecho a la autonomía reconocido en el artículo 2 de la Constitución, las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas con arreglo a lo previsto en este Título y en los respectivos Estatutos -art. 143- El Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses -art. 137-

La Constitución de 1931 (Segunda República) utilizaba la expresión "Estado integral" para un modelo muy similar. El Estado de las Autonomías podría entenderse como un Estado unitario, pero descentralizado (lo que en otros países se denomina "Estado regional"). No obstante, de hecho, las competencias que ejercen las comunidades autónomas son similares a las de los Estados federados en los modelos territoriales que se consideran Estados federales, y la "asimetría" entre ellas (comunidades de "régimen común" y de "régimen foral", "territorios con lengua propia", diferentes vías constitucionales para el acceso a la autonomía, consideración constitucional de "nacionalidades históricas", "hechos diferenciales"), sumada a la vocación "soberanista" de los movimientos nacionalistas dominantes en varias de ellas, las hacen similares incluso a las partes que integran Confederaciones (Estados confederales). Tanto federaciones como confederaciones están clasificados como Estados complejos o Estados compuestos.
http://es.wikipedia.org/wiki/Forma_de_Estado

El "derecho a la autodeterminación" o "libre determinación" sería un derecho colectivo cuyo sujeto son "los pueblos" y que está reconocido como "principio" en la Carta de las Naciones Unidas de 1944 (art. 1: Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos), no aparece en la Declaración Universal de Derechos Humanos (Asamblea General de las Naciones Unidas, 1948), pero sí, como "derecho", en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Asamblea General de las Naciones Unidas, 1966) y en la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos (o "Carta de Argel", de 1976, elaborada por "representantes de movimientos de liberación de casi todos los pueblos oprimidos del mundo -la mayoría de ellos por sus propios gobiernos- y juristas de distintas nacionalidades"; no debe confundirse con la Declaración de las Naciones Unidas sobre
los derechos de los pueblos indígenas de 2007). Su contexto puede interpretarse como restringido a los territorios sometidos a procesos de descolonización.
PIDCP, art. 1: Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural. Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, sin perjuicio de las obligaciones que derivan de la cooperación económica internacional basada en el principio del beneficio recíproco, así como del derecho internacional. En ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia. Los Estados Partes en el presente Pacto, incluso los que tienen la responsabilidad de administrar territorios no autónomos y territorios en fideicomiso, promoverán el ejercicio del derecho de libre determinación, y respetarán este derecho de conformidad con las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas.
DUDP, sección II arts 5-7 Todo pueblo tiene el derecho imprescriptible e inalienable a la autodeterminación. Él determina su status político con toda libertad y sin ninguna injerencia exterior. Todo pueblo tiene el derecho de liberarse de toda dominación colonial o extranjera directa o indirecta y de todos los regímenes racistas. Todo pueblo tiene derecho a un régimen democrático que represente al conjunto de los ciudadanos, sin distinción de raza, sexo, creencia o color, y capaz de asegurar el respeto efectivo de los derechos del hombre y de las libertades fundamentales para todos.

Informe "de 210 páginas" de Margallo para ser utilizado como argumentario por el servicio exterior español:
El principio de integridad territorial del Estado constituye un elemento básico del Derecho Internacional. El derecho de autodeterminación de los pueblos solo está permitido cuando se den unos supuestos muy precisos: antiguas colonias, pueblos oprimidos y violaciones masivas y flagrantes de los derechos humanos. Ante estas prescripciones, los separatistas intentan presentar a España como un país colonial y totalitario, que solo por la fuerza mantiene prisioneros a algunos de sus ciudadanos. Solo si se persuade a la sociedad internacional de que esa es la verdadera realidad de España podrá, a su juicio, lograrse la autodeterminación conforme a derecho.

Esta línea argumental se apoya en la tradición más firme (y "realista") de las relaciones internacionales desde al menos la Paz de Westfalia, pero especialmente en la interpretación que las resoluciones de las Naciones Unidas vienen haciendo del derecho de autodeterminación, particularmente de la  resolución 2625 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 1970: Ninguna de las disposiciones de los párrafos precedentes se entenderá en el sentido de que autoriza o fomenta cualquier acción encaminada a quebrantar o menospreciar, total o parcialmente, la integridad territorial de Estados soberanos e independientes que se conduzcan de conformidad con el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos antes descritos y estén, por tanto dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción por motivo de raza, credo o color. Estos son los "párrafos precedentes", referidos claramente a pueblos colonizados: El establecimiento de un Estado soberano e independiente, la libre asociación o integración con un Estado independiente o la adquisición de cualquier otra condición política libremente decidida por un pueblo constituyen formas del ejercicio del derecho de libre determinación de ese pueblo. Todo Estado tiene el deber de abstenerse de recurrir a cualquier medida de fuerza que prive a los pueblos antes aludidos en la formulación de presente principio de su derecho a la libre determinación y a la libertad y a la independencia. En los actos que realicen y en la resistencia que opongan contra esas medidas de fuerza con el fin de ejercer su derecho a la libre determinación, tales pueblos podrán pedir y recibir apoyo de conformidad con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. El territorio de una colonia u otro territorio no autónomo tiene, en virtud de la Carta de las Naciones Unidas, una condición jurídica distinta  y separada de la del territorio del Estado que lo administra, y esa condición jurídica distinta y separada conforme a la Carta existirá hasta que el pueblo de la colonia o territorio no autónomo haya ejercido su derecho de libre determinación de conformidad con la Carta y, en particular, con sus propósitos y principios.
Es de notar que, para intensificar la contundencia de estos argumentos en beneficio de cada una de las perspectivas, se omitan una u otra de sus partes (aquí por ejemplo).

La discussion sur les frontières ne doit pas être exclue a priori, mais elle doit se faire dans le cadre de l’Etat de droit et sur la base du double principe de l’autodétermination et du développement équitable et équilibré des régions concernées (ce qui peut exclure la sécession des plus riches (Thomas Piketty, Le Monde, 9 de agosto de 2022)

Véase también Autogestión, Norma, Estado libre asociado, Federalismo, Territorio, Colonia, Pueblo

domingo, 15 de diciembre de 2013

Esto es lo que hay


Estado / Razón de Estado / Estado-nación / Estado moderno / Estado liberal / Estado mínimo / Minarquía / Estado de derecho / Estado social / Estado del bienestar / Estadista / Establishment
Paleta de Narmer

Es el complejo institucional mediante el que se ejerce el poder político, o monopolio de la violencia, en una sociedad compleja. El Estado es aquella comunidad humana que dentro de un determinado territorio reivindica para sí con éxito el monopolio jurídico de la violencia física legítima (Max Weber, La política como vocación, 1919, citado aquí).

Nace con la historia, los impuestos, los palacios y los templos, las grandes obras colectivas, las fronteras... Surgió en cada zona del mundo de forma endógena cuando el nivel de desarrollo socioeconómico lo demandaba, o se extendió a zonas limítrofes como resultado de distintas formas de difusión, como la emulación, o la conquista: en las ciudades-Estado sumerias, extendiéndose a todo el Próximo Oriente antiguo, creándose un modelo especialmente acabado en Egipto; en el valle del Indo, en China, en el Mediterráneo (ciudades cretenses y micénicas, ciudades etruscas, Tartessos), en las civilizaciones precolombinas americanas...

Se ha discutido historiográficamente (Bartolomé Clavero, Tantas personas como Estados) si los Estados-nación construidos sobre los conjuntos territoriales ("mis Estados") de las monarquías autoritarias del Antiguo Régimen eran o no Estados strictu sensu. No lo eran si para ser así calificados debieran cumplir las pretensiones centralizadoras de la monarquía absoluta o Estado absoluto, identificado con el soberano (L'État, c'est moi -"el Estado soy yo"-), que procura establecer una relación directa entre monarca y súbditos, sin "cuerpos intermedios". Tal ideal sí que estuvo en condiciones de ser cumplido por los Estados liberales construidos en el Nuevo Régimen. En la concepción contemporánea Estado se opone a individuo. El liberalismo estricto pretende el Estado mínimo o minarquía (en términos radicales se habla de "libertarianismo" -no confundir con el libertarismo-), en el que su intervención se limite a la seguridad exterior y exterior (ejército, policía, administración de justicia). Más fortuna tuvo el concepto de "Estado de derecho", el que se obliga a cumplir sus propias leyes, incluso contra su propio interés o "razón de Estado" (concepto originado el la obra de Maquiavelo), y que se identifica con la garantía de la libertad individual y con el principio de seguridad jurídica. No obstante, la historia del Estado contemporáneo no significó una reducción de su peso en la sociedad y la economía, sino todo lo contrario: los conceptos de Estado social y Estado del bienestar, originados en la Alemania de Bismark (1871) y de Weimar (1919), en la acogida a los soldados de las Guerras Mundiales (1918 y 1945, laborismo británico) y en el New Deal estadounidense (1933). La división del mundo en bloques durante la Guerra Fría impulsó el desarrollo de este "Estado providencia" que en las democracias occidentales suministraba educación, sanidad y pensiones de jubilación y desempleo, compensando las desigualdades sociales y económicas gracias a fuertes impuestos progresivos y al intervencionismo económico, que no se limitaba a la regulación, sino que incluía un gran sector público, incluyendo la nacionalización de algunos sectores considerados estratégicos. Algunos politólogos, como Maurice Duverger, creían en los años setenta del siglo XX que los sistemas capitalista y comunista estaban convergiendo en un sistema mixto (confiando en que el bloque soviético se "desestalinizaría" paulatinamente y respetara los derechos humanos). La caída del muro de Berlín (1989) llevó a un proceso de globalización en que las "conquistas sociales" que definían el Estado del bienestar en los "países desarrollados" (Norteamérica, Europa occidental y Japón) contrastan con la desregulación y bajos costes laborales propios de los "países emergentes" antes subdesarrollados. Especialmente desde la crisis de 2008 se han "recortado" de modo sustancial.

La palabra tiene una etimología que la relaciona con la estabilidad y la permanencia (también con la inevitabilidad, el fatalismo y el conformismo). En castellano "Estado" con mayúscula es un término con significado político (es curioso que tal privilegio no lo tenga "república" o "monarquía", pero sí "Dios"). Cuando se utiliza con minúscula (como en "estado de la materia" o incluso en , "debate del estado de la nación") es equivalente a "situación" (cada uno de los sucesivos modos de ser o estar en que se encuentra alguien o algo -DRAE-, que también tiene uso sociopolítico -"clase", "condición", "estamento", "estado civil"-), o también a "lo que es", "lo existente", "lo que hay", que permite entender la naturaleza conformista de la aceptación del Estado por la sociedad (consenso manufacturado, mayoría silenciosa, franquismo sociológico). En inglés hay una expresión (the powers that be, "los poderes que existen", derivada de la traducción de la Biblia) que tiene una resonancia muy particular al respecto; y un término (establishment, derivado de la calificación de la Iglesia de Inglaterra: established by law, "establecida por ley") que se aplica a lo que posteriormente se denominó the system ("el sistema"): esa superestructura inmutable, que oprime al pueblo en beneficio de una élite multinacional de aristócratas y millonarios, a veces pública y a veces oculta (criptarquía). El que se denomine real estates a las propiedades inmobiliarias es muy significativo.
http://es.wikipedia.org/wiki/The_powers_that_be
http://es.wikipedia.org/wiki/Establishment

El llamado "principio de nacionalidad" pretende que la única manera estable de relacionar los términos "nación" y "Estado" es la identificación (a cada nación su Estado). Esa fue la pretensión de los "Catorce puntos de Wilson" con los que se quería terminar con las guerras en 1918. Su aplicación a lo largo del periodo de entreguerras fue una de las razones que llevaron a la Segunda Guerra Mundial. El Imperio austrohúngaro, una "dúplice monarquía", explícitamente multinacional, era calificado por los que querían su destrucción como "cárcel de naciones". Medio siglo antes de eso, se había impuesto en la unificación alemana la tesis prusiano-bismarkiana de la "pequeña alemania" (sin Austria) frente a la "gran Alemania" (que la hubiera incluido). El mismo principio de nacionalidad también se ha aplicado, en distintos contextos históricos, para privar de la ciudadanía de un Estado a los "no nacionales", sea cual sea el criterio que se emplee para definir la nación (raza, lengua, religión). Pilsudski, dictador polaco del periodo de entreguerras, tenía muy claro que "es el Estado el que hace a la nación, y no la nación al Estado").

Al político que tiene "visión de Estado" se le denomina "estadista". La diferencia entre un estadista y un político es que éste piensa en las próximas elecciones y aquél en las próximas generaciones. El "cortoplacismo" suele entenderse como un vicio vinculado a la forma de hacer política a través de las encuestas.

De Fraga se decía que "le cabía el Estado en la cabeza".

Los terroristas de las Brigadas Rojas que secuestraron y asesinaron al presidente de la República italiana, Aldo Moro, le llamaron "siervo del Estado".

A diferencia del pueblo, la nación no es una entidad natural sino una entidad creada por la historia, que desde la esfera natural ha ascendido a la de la cultura, a la capacidad de determinar su existencia y de crear su futuro. Es decir, la nación es el resultado del ascenso de un pueblo desde la inconsciencia histórica a la conciencia histórica, desde la necesidad a la autodeterminación, desde la actuación por causas a la actuación por motivos y con arreglo afines planeados. Al revés que el Estado, la nación no está necesariamente vinculada a un territorio, aunque ciertamente, pueda estarlo, no es una entidad territorial, sino personal. Al Estado le es inherente la soberanía, la coerción externa; a la nación -que es un orden constituido por participación, que es una comunitas y no una societas- le es inherente la autodeterminación (García Pelayo, citado por Calduch).

Calduch, R.- Relaciones Internacionales.- Edit. Ediciones Ciencias Sociales. Madrid, 1991
Capítulo 6. El Estado, el Pueblo y la Nación.
1. El estado como actor internacional: una aproximación critica alconce pto.
2. Los conceptos de Pueblo y Nación.
3. La relación entre el Pueblo, la Nación y el Estado.
4. Elementos fundamentales del Estado. (.. existen una serie de elementos básicos que caracterizan al Estado y nos permiten diferenciarlo de otros actores internacionales ... : 1. Elementos materiales o sociológicos a) Una población. b) Un territorio definido. c) Una organización político-económica. 2. Elementos formales o jurídicos a) La soberanía estatal. b) El reconocimiento como sujeto internacional.)


Véase también Forma de Gobierno-Forma de Estado, Jefatura de Estado, Comunidad política-Polis-Ciudad-Estado, Soberanía, Independencia, Poder-Separación de poderes, Economía y política, Tercer Estado, Encuesta, Fin y medios-Maquiavelismo, Institución


Estado autonómico > Autonomía

Estado complejo > Federación

Estado compuesto > Federación

Estado de naturaleza > Colaboración-Competencia

Estado federado > Federación

Estado integral > Autonomía

Estado libre asociado
Calificación del estatus político de Puerto Rico en Estados Unidos. Se utilizó para evitar las calificaciones de "colonia" o de "territorio" (Estados Unidos es "anticolonialista", y los territorios se habían convertido en Estados de pleno derecho dentro de la Unión).

En España El "Plan Ibarreche" (impulsado por los nacionalistas vascos) pretendía la aplicación de esa figura para establecer un nuevo estatus del País Vasco. El "plan" fue presentado al Congreso y rechazado, y el País Vasco continúa con el estatus de comunidad autónoma de régimen foral dentro del "Estado de las autonomías".

Véase también Estado, Autonomía

Estados Unidos > Americano

Estadounidense > Americano

Estado unitario
Véase también Autonomía, Federación

Estamento
División social, particularmente la propia del Antiguo Régimen, basada en los privilegios y que se establece por el nacimiento. También llamada "estado".

Véase también Antiguo Régimen, Sociedad, Igualdad-Privilegio, Nobleza, Clero, Tercer estado
https://es.wikipedia.org/wiki/Estamento

viernes, 6 de diciembre de 2013

Niké, la de muchos padres

Vencedor / Victoria / Triunfo / Triunfador / Ganador / Derrota / Derrotado / Perdedor / Winner / Loser
El que se impone en el poder. El que gana una guerra. El que da un exitoso golpe de Estado. El encumbrado por una revolución. El candidato elegido en unas elecciones. El que, habiéndolo conseguido (cualquiera de esas cosas, o cosas similares) en mayor o en menor parte, presume y se vanagloria (vana gloria). El que se conforma con su parte. Todos.

En casos dudosos (y hasta en muchos que no lo son), recuérdese que un padre prudente siempre reconoce como propios a los hijos de su mujer.

El vítor usado tradicionalmente en Salamanca
para vitorear a los que obtenían el doctorado
Niké-Victoria, la alada imagen del triunfo en el séquito de Zeus, era hija de Palas (el enigmático alter ego de Atenea) y Estigia (el curso de agua que comenzaba en la Arcadia y terminaba en el Hades) y hermana de Cratos, Bía y Zelo (en su versión griega) o de Potestas, Vis e Invidia (en su versión latina). El triunfo (que denomina a una importante institución romana) es más público, se vincula al honor y a la pregonera Fama, "tiene muchos padres", mientras que la derrota es huérfana. Su manipulador hermano Cratos y su violenta hermana Bía, actúan discreta y resolutivamente, como cuando ayudaron a Hefaistos a encadenar a Prometeo (véase Power to the people).

Las categorías Winner ("ganador") y Loser ("perdedor") son fundamentales para la sociedad y política estadounidenses, y se derivan de la ética del trabajo de origen calvinista (predestinación -el estudio clásico es el de Max Weber, Die protestantische Ethik und der 'Geist' des Kapitalismus, "La ética protestante y el espíritu de capitalismo").

Mientras que en un sistema mayoritario winner takes it all ("el vencedor se lo lleva todo"), a veces hasta los despojos del vencido (spoil system en los Estados Unidos jeffersonianos, caciquismo en la España de la Restauración); en un sistema proporcional es muy habitual que todos los partidos se declaren satisfechos tras unas elecciones. Todos los candidatos elegidos han vencido; obviamente, no sólo los cabezas de lista de los partidos mayoritarios y de los más importantes partidos minoritarios, que ya partían en casi segura posición de victoria, sino incluso el candidato de cada lista que ha sido elegido en último lugar, minentras que el candidato que se ha quedado a las puertas, aunque sea de la lista más votada, ha sido derrotado. Un partido que obtiene mayoría absoluta, ha vencido sin duda alguna ("Dadme una mayoría absoluta y os daré una España más justa" era el slogan de Gil Robles en 1934). Menor grado de victoria tiene el que alcanza "mayoría suficiente" (concepto importado a España por Manuel Fraga) pero no absoluta, pues depende de equilibrios parlamentarios con otras fuerzas políticas (en realidad, incluso el que alcanza la mayoría absoluta depende de semejantes equilibrios, pero con las facciones de su propia fuerza política). El partido que ha obtenido una mayoría relativa, pero que ha demostrado ser no suficiente para gobernar (por la imposibilidad de concitar el acuerdo de otros), puede ver cómo son otros partidos, con menor número de votos cada uno de ellos, los que llegan al poder mediante una coalición. Los partidos bisagra, aunque sean muy minoritarios, en una situación de ausencia de mayorías absolutas siempre están en condiciones de imponer su voluntad (por tanto son los que más poder ejercen o pueden ejercer).

Se cuenta del que tiene fama de ser el político más discreto y hábil de la transición, el gallego Pío Cabanillas, que en una noche electoral preguntó "¿Quiénes hemos ganado?".

Véase también Honor, Poder, Guerra, Golpe de Estado, Revolución, Elecciones, Jeffersonianos, Mayoría-Minoría, Coalición, Partido bisagra.
http://es.wikipedia.org/wiki/Vitorear
http://es.wikipedia.org/wiki/V%C3%ADtor_(s%C3%ADmbolo)
http://es.wikipedia.org/wiki/Iconograf%C3%ADa#Personalizaci.C3.B3n_de_principios_abstractos

lunes, 2 de diciembre de 2013

De la Arcadia feliz a la prostituta de Babilonia - Ciudad ideal, utopía y distopía


Campo / Ciudad / Urbano / Rural / Rústico / Babilonia / Arcadia / Ciudad ideal / Utopía / Distopía
Casa de los Salvajes, Úbeda
(el cartelito, no sé si huelga decirlo, no es del siglo XVI)

Oposición intrínseca de los sentimientos encontrados (atracción y rechazo) que suscita la comparación intelectualizada de la sociedad compleja de las ciudades (la civilización) con la simplicidad de la "vida retirada" en el campo y la convivencia en reducidos grupos (pueblos o aldeas). Es visible desde el comienzo de la literatura: en la Biblia, en Anacreonte, en Horacio. Éste expresó en palabras que se convirtieron en tópicos la duplicidad de sentimientos que la élite culta urbanita tiene por lo vulgar, por lo iletrado y por lo rural ( Beatus ille / odi profanum vulgus ).

El desprecio de los patriarcas nómadas del Antiguo Testamento hacia la vida urbana cosmopolita se reflejó en el mito de la Torre de Babel, prolongado hasta el último libro de la Biblia (la "prostituta de Babilonia" del Apocalipsis, utilizada por Juan como una metáfora de Roma y por Lutero para lo mismo, pero en otro contexto histórico). Para un nómada como Abraham, la sofisticada ciudad de la que huye (en su caso, la mesopotámica Ur) tiene un irresistible atractivo, que equipara al vicio y al pecado, y convierte en sinónimo de promiscuidad, degeneración y afeminamiento, merecedor de el más terrible castigo (como verá la familia de Lot en Sodoma y Gomorra). Los profetas repetirán incansablemente sus "jeremiadas" frente a la corrupción de las ciudades propias o ajenas. El virtuoso, que aspira a ser justo y santo, debería renunciar a todo lo superfluo, y conformarse con vivir ascéticamente en el desierto, en una tienda o en una cueva, comer frugalmente alimentos sencillos y limitar el sexo a las necesidades de la reproducción dentro del matrimonio. También sus aspiraciones políticas, sociales y económicas deben refrenarse: obedecer acríticamente las órdenes paternas y desconfiar de cualquier forma de enriquecimiento que no provenga de la imprevisible naturaleza, a veces fecunda, a veces estéril o incluso catastrófica, pero a la que no se debe pedir cuentas (Job). Frente al extranjero, mantener las leyes de la hospitalidad, pero estar dispuesto a la máxima violencia, incluso a su exterminio: no hay que olvidar que sigue llevando la marca de Caín (el agricultor), el que mató a Abel (el ganadero).

La ruralizada Edad Media convirtió al rústico en alguien del que burlarse, pero también al que temer, si se revuelve (de furorem rusticorum libera nos Domine). La búsqueda de Arcadias felices, alejadas de los enojosos negocios cortesanos, se dio incluso en las pequeñas dimensiones de la capital del reino altomedieval de León, cuyos reyes, cuando querían ausentarse, "estaban en Babia".

Tras los primeros diseños renacentistas de ciudades ideales, Tomás Moro, Campanella y otros humanistas acuñaron el género de la Utopía; y con la Reforma comenzó la experimentación política de los ideales, con terribles resultados (anabaptistas). En el siglo XIX le llegó su turno al llamado socialismo utópico y las comunas. La contemplación de la experimentación utópica totalitaria en la Europa de entreguerras llevó a Aldoux Huxley (Brave New World) y a George Orwell (Animal Farm y 1984) a reflejarlas en magníficas distopías.

https://es.wikipedia.org/wiki/Pueblo_(poblaci%C3%B3n_rural)
http://es.wikipedia.org/wiki/Ciudad_ideal
Véase también Civilización, barbarie y salvajismo-Buen Salvaje

domingo, 1 de diciembre de 2013

Aislacionismo o intervencionismo en política exterior

Desde sus inicios, la política exterior de Estados Unidos osciló entre el aislacionismo (desentenderse de los conflictos mundiales) y el compromiso con determinados valores o aliazas, lo que implica el intervencionismo. Al igual que en otras revoluciones (la francesa y la rusa), la revolución americana se enfrentó a la necesidad de optar por desarrollar su ideario "en un solo país" o una "revolución permanente" expansionista que produzca el "contagio revolucionario". Cada una de las tendencias políticas que se disputaban la primacía en cada uno de los procesos revolucionarios optaron por salidas opuestas (jacobinos y girondinos, estalinistas y trotskistas).


La postura de las distintas tradiciones políticas estadounidenses se han denominado a partir de distintos presidentes (Hamilton, Wilson, Jefferson y Jackson). La tardía entrada de Estados Unidos en las guerras mundiales respondió a fuertes debates internos sobre la conveniencia o no de hacerlo, hasta que se impuso la postura intervencionista preconizada por los presidentes Woodrow Wilson y Franklin D. Roosevelt respectivamente (previamente, otro Roosevelt -Teddy-, también había impuesto su postura intervencionista, en este caso en la Guerra de Cuba).

Los Hamiltonianos comparten con el primer secretario del Tesoro la creencia en que un gobierno nacional fuerte y un ejército sólido pueden y deben promover el desarrollo económico y los intereses empresariales americanos, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Los partidarios de Wilson están de acuerdo con los Hamiltonianos en la necesidad de una política exterior global, pero ven la promoción de la democracia y los derechos humanos como las prioridades de una gran estrategia exterior americana. Los Jeffersionianos no están de acuerdo con este consenso globalista: quieren que los EEUU minimicen sus compromisos y, en la medida de lo posible, desmantelar el estado de seguridad nacional. Los seguidores de Jackson son los espectadores de las noticias de la Fox de hoy en día. Populistas que sospechan de los contactos empresariales de los Hamiltonianos, del buenismo de los Wilsonianos y de la debilidad de los Jeffersonianos. (The Cartes syndrome, citado en El poder blando )
Véase también Jeffersoniano, Jacksoniano, Jacobino, Girondino, Estalinista, Trotskista


Mientras que el Antiguo Egipto fue la mayor parte de su historia una potencia aislacionista; Roma o el Imperio persa fueron estados expansivos. China y Japón, las dos grandes civilizaciones del Extremo Oriente, se caracterizaron a lo largo de su historia por su aislacionismo. La perspectiva sinocentrista significaba un desprecio por todo lo extranjero, ante lo que no cabía expansión, sino contención (la política de la Gran Muralla). Cuando hubo la posibilidad de convertir a China en la protagonista de la era de los descubrimientos, se optó conscientemente por renunciar a ello. Se ha procurado encontrar explicaciones a ello desde las dinámicas socioeconómicas internas. La opción por un cierre total a toda influencia extranjera fue adoptada por Japón en el siglo XVI (en realidad se mantenía una mínima relación con comerciantes holandeses, y se admitía la introducción de dos artículos muy significativos: armas y libros).


Por su lado, Inglaterra también se enfrentó a un dilema similar. Tras la evacuación romana, los britanos se vieron enfrentados a la posibilidad de invasiones, primero la anglosajona (que se convirtió en la base mayoritaria de la población) y luego la constante amenaza de los norseman (daneses, vikingos o normandos), que terminaron por imponerse en 1066. Desde entonces no se han producido invasiones, pero sí amenazas serias (Felipe II -Armada Invencible-, Napoleón y Hitler). Desde su relativa seguridad y el dominio marítimo, Inglaterra jugó a mantener el equilibrio europeo en el continente, entendiendo que su interés es incompatible con el establecimiento de ninguna hegemonía (fuera española, francesa o alemana). En general, los asuntos europeos se ven con escepticismo (actualmente, con "euroescepticismo") desde una perspectiva que en el siglo XIX se bautizó como splendid isolation (splendide isolement, espléndido aislamiento):. Un titular periodístico de la época lo reflejaba con nitidez, ante un hecho banal: Tormenta sobre el Canal - El continente, aislado.

La política exterior española se enfrentó a ese dilema a comienzos del siglo XVI, terminada la Reconquista, y tras una Baja Edad Media en la que la Corona de Aragón se había expandido por el Mediterráneo y la de Castilla por el Atlántico. La política de los Reyes Católicos había insertado a su Monarquía en el ámbito de las relaciones internacionales de Europa occidental. Las Cortes de Castilla mostraron su recelo ante Carlos I, un joven rey extranjero, con pretensiones de iniciar una monarquía universal; el resultado fue la revuelta de las Comunidades, cuya derrota coincidió con la mayor expansión imperial de la historia del mundo. La decadencia española no significó una retirada del primer plano internacional, y España siguió siendo un agente de primer orden hasta el Congreso de Viena (1814). La marginación de España en aquella ocasión se debió en gran parte a la abrupta forma en que terminó la Guerra de Independencia, con una paz por separado que defraudó a los enemigos de Napoleón y no obtuvo más beneficio que la "liberación" de Fernando VII el Deseado. Sumida en sus propios enfrentamientos civiles, España no participó en ninguna de las guerras europeas a partir de entonces. La neutralidad en la Primera Guerra Mundial produjo crecimiento económico y desequilibrios sociales. La alineación de Franco con las potencias del Eje fue gestionada de manera lo suficientemente precavida (neutralidad benévola, División Azul, equilibrio entre las "familias del franquismo" en perjuicio de los "azules") como para no comprometerse en exceso y evitar compartir su caída, pero le costó un severo aislamiento internacional, agravado por la autarquía, del que sólo se salió penosamente a través de la firma de una alianza asimétrica con Estados Unidos y la apertura a Europa en forma de turismo y emigración. Durante la Transición, hasta la dimisión de Suárez (1981) no se planteó la entrada en la OTAN, que una vez efectuada, se demostró irreversible (Felipe González, que hizo campaña en contra y prometió un referéndum, pasó a hacer campaña a favor, consiguiendo la permanencia). La entrada en las Comunidades Europeas (1986) culminó la equiparación de España con el resto de las democracias occidentales.



Jeffersoniano / Democracia jeffersoniana


Jeffersoniano / Democracia jeffersoniana
Fue una de las dos tendencias, clubes o movimientos políticos de Estados Unidos de la última década del siglo XVIII y las tres primeras décadas del siglo XIX, identificable con el Partido Democrático-Republicano (Democratic-Republican Party), fundado por Jefferson, y que se alternaba en el poder con el Partido Federalista (Federalist Party), fundado por Alexander Hamilton, en lo que se conoce con el nombre de "primer sistema de partidos" (First Party System). Ideológicamente toma la república como forma de gobierno entendida como igualdad de oportunidades políticas, idealizando el modelo social del "granjero libre", "plantador" o "gente de las llanuras" (yeoman farmer, planters, plain folk). Su oponente político-social era el elitismo aristocrático de comerciantes e industriales; así como los trabajadores industriales. Lógicamente, también eran completamente opuestos a los partidarios del antiguo sistema de gobierno británico, idealizando sus pretendidos defectos (privilegios, corrupción, elitismo) contra las pretendidas virtudes republicanas (compromiso cívico). La división de ambos partidos ante la opinión pública quedó evidenciada por la oposición de los jeffersonianos al Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con los ingleses (llamado "Tratado Jay" de 1795), impulsado por Hamilton y que enfureció a los franceses, lo que llevó en 1797 al "Affaire XYZ" (aprovechado mediáticamente para cambiar la opinión pública de francófila a francófoba).

En el periodo siguiente (décadas centrales del siglo XIX), dividido en facciones el partido Democrático-Republicano, la alternancia política fue protagonizada por jacksonianos y whigs (segundo sistema de partidos).

Véase también Jacobinismo, Jacksoniano, Hamiltoniano-Wilsoniano

https://en.wikipedia.org/wiki/Jeffersonian_democracy
https://es.wikipedia.org/wiki/Yeoman
https://en.wikipedia.org/wiki/Jay_Treaty
https://en.wikipedia.org/wiki/XYZ_Affair
https://en.wikipedia.org/wiki/Plain_folks

Jacksoniano / Democracia jacksoniana


Jacksoniano / Democracia jacksoniana

Es un movimiento político que formó parte del llamado "segundo sistema de partidos" (Second Party System) de mediados del siglo XIX en  Estados Unidos, sucediendo al jeffersoniano. Se caracterizó por su búsqueda de una mayor profundidad de la democracia. Al faccionalizarse el Partido Democrático-Republicano de Jefferson en la década de 1820, los partidarios de Andrew Jackson formaron el Partido Demócrata (Democratic Party). Sus oponentes eran conocidos como Whigs (la misma denominación del partido político británico que suele identificarse con la denominación "liberal" en castallano). En todo el periodo siguiente, entre 1828 (elección como presidente de Jackson) y 1854, los jacksonianos se caracterizaron por su pretensión de superar la llamada "democracia jeffersoniana" con la llamada "democracia jacksoniana", a través de políticas igualitaristas que acabaran con lo que consideraban la monopolización del gobierno por las élites. Aunque los jeffersonianos se oponían a las élites hereditarias (la aristocracia o nobleza hereditaria), pero favorecían a las élites ilustradas. Los jacksonianos se oponían a dar ninguna preferencia a un ciudadano en función de su educación. Los Whigs continuaron la política jeffersoniana de promover las instituciones educativas (schools, colleges). Durante la era jacksoniana, el sufragio se extendió a la práctica totalidad de los varones adultos blancos.
En contraste con la era jeffersoniana, la jacksoniana promovió la fortaleza de la institución presidencial y del poder ejecutivo en perjuicio del legislativo (el Congreso), al tiempo que promovía la extensión de la participacipación pública en el gobierno. Exigieron que el nombramiento de los jueces fuera mediante elecciones y no por designación. Se reformaron muchas constituciones estatales para reflejar los nuevos valores políticos. Eran partidarios de la expansión territorial, justificada con la doctrina del "destino manifiesto" (Manifest Destiny). Mientras duró la era jacksoniana se conformó un consenso entre jacksonianos y whigs para evitar el conflictivo tema de la esclavitud, que a partir de 1850 (ya con el "tercer sistema de partidos"  -Third Party System-).
Se considera a la democracia jacksoniana como el fundamento de la tendencia progresista o populista de la política estadounidense que se prolonga a través del siglo XX (New Deal, Fair Deal, New Frontier, Great Society).

https://en.wikipedia.org/wiki/Jacksonian_democracy

Véase también Progresista, Populista, Hamiltoniano-Wilsoniano

Divide y vencerás (en el espacio)


Gobierno local / División espacial / Organización territorial / Demarcación / Municipio / Ayuntamiento / Commune/ Comarca / Departamento / Provincia / Región / Centralismo / Descentralización / Subsidiaridad

La división espacial u organización territorial es uno de los puntos clave de la actividad política. La administración de un territorio de menores dimensiones que el conjunto del Estado, a muy distintas escalas, desde el punto de vista de la relación entre gobernantes y gobernados, se denomina "gobierno local", aunque supere el nivel estricto de una "localidad" entendida geográficamente como núcleo singular de población. La administración territorial puede ejercerse de forma centralista (del centro hacia la periferia, subordinando las regiones a la autoridad central) o de forma descentralizada (con protagonismo de las entidades locales, que toman las decisiones autónomamente en su ámbito). El principio de subsidiaridad defiende que las decisiones han de tomarse en el ámbito de menor nivel en el que sean eficaces.

Las demarcaciones administrativas (o, en su denominación geográfica, entidades de población) se gobiernan mediante instituciones que tienen un mayor o menor grado de autonomía o dependencia de instituciones políticas de rango superior. La palabra "marca" significa "frontera" y se utilizó en el Imperio carolingio para denominar a los territorios fronterizos cuyo gobierno local se entregaba a un "marqués". Las demarcaciones interiores recibían las denominaciones de "condado" (el título de conde provenía de la aristocracia bajoimperial romana -comes-, como el de duque -dux, inicialmente el responsable de la defensa de las provincias fronterizas, mientras que en el Imperio germánico se utilizó la denominación herzog-). A partir de la división del Imperio carolingio se formaron, siguiendo la lógica descentralizadora del feudalismo, una interminable subdivisión de reinos, principados, condados, ducados, archiducados, etc., llegándose hasta la escala de la ciudad-Estado. El fracaso en la constitución de poderes universales (Papa y Emperador) llevó a la construcción de monarquías autoritarias que configuraron, en el paso a la Edad Moderna, los primeros Estados-nación en Europa Occidental (Portugal, España, Francia, Inglaterra). No obstante, durante todo el Antiguo Régimen pervivió el particularismo de múltiples demarcaciones locales que las formaban, debiéndose respetar sus peculiaridades jurídicas, fiscales o administrativas, defendidas por celosas instituciones regionales (Parlement, Generalitat). El absolutismo pretendió suprimir cualquier tipo de obstáculo al ejercicio directo del poder central sobre los súbditos, pero tal pretensión no se logró eficazmente hasta la Revolución francesa, que entendía que el ejercicio general de la soberanía nacional y el individual de la libertad necesitaba de la supresión de todas las excepciones y privilegios, que no se restringían a los locales, sino que se extendían a los gremiales y sobre todo a los estamentales (verdadero sustento social del particularismo en el Antiguo Régimen). El protagonismo de la commune de París y su Hôtel de Ville desde 1789 llevó al papel clave de las instituciones locales de dimiensión municipal en la administración local francesa, que se ejerció mediante prefecturas y departamentos que se trazaron explícitamente con criterios disolventes de la tradición, negando la existencia de las regiones históricas y denominándose por los accidentes geográficos.

En la historia antigua de España, el poblado indígena (generalmente un oppidum amurallado en una eminencia natural que domina su entorno) y la colonia (generalmente un puerto estratégico fácilmente defendible, como puede ser una isla cercana a la costa -Cádiz-) fueron los primeros ejemplos de gobierno local, asentándose su personalidad jurídica con los distintos niveles de la administración provincial romana (por ejemplo, el municipium). La Edad Media vio nacer en los reinos cristianos del norte el concejo abierto, sobre el que, en los núcleos más importantes, que obtenían fueros o cartas pueblas con los que se convertían en "señores colectivos" del alfoz o "tierra" circundante ("comunidades de villa y tierra"), se impuso el gobierno oligárquico de un patriciado urbano (regidores procedentes, según los casos, de una pequeña nobleza de caballeros -Ávila-, una aristocracia terrateniente -Sevilla- o una burguesía mercantil y artesanal -Barcelona-). El aumento del poder real llevó a la imposición de la presencia, sobre estos "regidores", de un "corregidor" nombrado por el rey (desde el siglo XV en la Corona Castilla y desde el XVIII, con los decretos de Nueva Planta, en la Corona de Aragón). La división provincial, ensayada desde las intendencias introducidas por Felipe V a comienzos del siglo XVIII, se conformó definitivamente con la propuesta de Javier de Burgos, ya con criterios propios de la Edad Contemporánea (1833). La Revolución liberal tuvo un destacado componente local desde la Guerra de Independencia (juntas locales, Cortes de Cádiz) y a lo largo de todo el siglo XIX fue piedra de toque entre "progresistas" y "moderados" la elección popular de los "alcaldes" y la creación de una "Milicia Nacional" de base municipal (la respuesta conservadora fue la creación de la "Guardia Civil", ambas instituciones tenían su precedente en la "Santa Hermandad" de la época de los Reyes Católicos). Las elecciones municipales de 1931 fueron el desencadenante de la proclamación de la II República. La configuración corporativa-organicista propia del franquismo utilizaba una tríada indoeuropea para la identificación de las unidades naturales de organización política (familia, municipio y sindicato), correspondiendo al gobierno local la segunda de ellas. Es significativo que en la Transición no se siguiera ese esquema (de lo local a lo nacional), sino el opuesto: primero se celebraron elecciones nacionales (1977), y solo tras la aprobación de la Constitución (1978) y la puesta en marcha del proceso autonómico se celebraron elecciones municipales (1979).

Véase también Administración, Concejo, Particularismo, Liberalismo español, Corporativismo-Organicismo, Autonomía, Federación, Forma de gobierno-Sistema político

https://es.wikipedia.org/wiki/Comarca
https://es.wikipedia.org/wiki/Comarcas_de_Espa%C3%B1a