miércoles, 30 de marzo de 2016

Terror

Terror / Terrorismo / Terrorismo de Estado
Guillotina. Fuente: Emerson Kent
El término comienza a tener uso político con la Revolución Francesa, para designar al periodo de predominio jacobino, desde 1793 hasta 1794 (reacción thermidoriana, momento en que, más que desaparecer, el "terror rojo" fue sustituido por el "terror blanco"). Era lógico denominar "terroristas" a los partidarios del "terror rojo", que a lo largo del siglo XIX se idealizó como una época en la que, contra la perpetua dominación de "los de siempre" el poder habría sido ocupado por "el pueblo" o "la izquierda" (más allá de lo propio o impropio de tal juicio histórico).


Las facciones más radicalizadas de los movimientos obreros y nacionalistas utilizaron la violencia, en un tipo de "lucha armada" desigual ("asimétrica" se dice ahora) contra sus enemigos (que, por muy diferentes que fueran en cada caso, eran "lo establecido" -stablishment-, los defensores del capitalismo o los del Antiguo Régimen, el patrón, el señorito, el cura, el policía, la alianza de Trono y Altar que inspiró el Congreso de Viena y la Santa Alianza hasta 1848, y luego los Imperios -"cárceles de naciones"- o los Estados liberal-burgueses que habían cambiado todo para en realidad no cambiar nada -"lampedusianos"-). Esa "lucha", cuando no podía o no quería calificarse de "guerra" ("guerrilla" se llamó a la guerra irregular de los españoles sublevados contra el Imperio napoleónico), se podía llamar "terrorismo". Se comenzó a calificar de "terroristas" a los métodos de "acción directa" o "propaganda por el hecho" de pequeños grupos clandestinos y fanatizados (a veces individuos aislados, a los que no importaba que su acción fuera suicida) denominados "anarquistas" o "nihilistas"; era obvio que su finalidad inmediata era sobre todo psicológica: atemorizar a sus enemigos y animar a sus partidarios (incluso despertar la conciencia de los que se pretende que lo sean).
Chaqueta del Archiduque
 Francisco Fernando tras el atentado.

Los atentados contra autoridades (magnicidios) se hicieron muy frecuentes a finales del siglo XIX y comienzos del XX, y pronto quedó evidenciada lo que posteriormente se denoiminó "dinámica acción-reacción": los atentados provocan represión y la represión anima a realizar nuevos atentados para vengarse de ella. Algunos atentados eran obra de agents provocateurs ("agentes provocadores"). Posteriormente se definió el "terrorismo de Estado" como la actividad oculta de servicios secretos o elementos parapoliciales; aunque la denominación también se aplica a la actividad descubierta de algunos estados en confictos bélicos o en acciones armadas que no pueden calificarse de "guerra regular". Es discutible qué repercusión real tuvieron algunos atentados (el más significativo, el de Sarajevo en 1914, que habría sido el detonante de la Primera Guerra Mundial). Los momentos de mayor actividad del terrorismo son llamados "años de plomo" (Barcelona -"la rosa de fuego"- en los primeros años 1920).

Cartel de la película
A mediados del siglo XX aplicaron y teorizaron el terrorismo y la guerrilla el maoísmo ("el revolucionario debe moverse entre el pueblo como pez en el agua") y los movimientos de descolonización o "liberación nacional" (Israel, Argelia, Cuba -el Che Guevara pedía "Dos, tres, diez Vietnams"-), en lo que puede llamarse "tercermundismo". En Europa los movimientos terroristas más potentes (el IRA en Irlanda del Norte y la ETA en el País Vasco) fueron los que desarrollaron una mezcolanza ideológica donde lo menos importante eran los componentes (catolicismo, nacionalismo, comunismo), sino la estructura organizativa. En Estados Unidos se desarrollaron muy diversos movimientos terroristas "domésticos": grupos izquierdistas, de liberación de los negros, grupos de extrema derecha, grupos ecologistas o animalistas.

El terrorismo árabe o islámico ha pasado por diversas fases, desde la conciencia de derrota en el conflicto árabe-israelí a partir de los años 70 (terrorismo "laico" palestino) hasta el resurgimiento del islamismo (Irán, 1979), las sucesivas guerras del Golfo y guerras de Afganistán, la experiencia argelina (victoria electoral del Frente Islámico de Salvación en 1991, represión militar, terrorismo del Grupo Islámico Armado) y la "primavera árabe" (2011). Además del objetivo exterior genérico que representa el satánico "Occidente" (Israel, Estados Unidos, Europa), la mayor parte de la actividad terrorista se explica por luchas internas dentro de las sociedades musulmanas, muy diversas y fragmentadas tanto en lo "nacional" (árabes, persas, kurdos...) como en lo religioso (sunnitas, chiítas...)
11-M (Madrid, 2004). Fuente: The Telegraph

La justificación del terrorismo suele incluir argumentos del tipo "el fin justifica los medios", pero también el de la superioridad moral: el GRAPO decía en un manifiesto de los años 80 (no lo encuentro, pero lo recuerdo citado en un artículo del ABC y sé que lo llegué a usar para un comentario de texto) que los accidentes laborales en España eran asesinatos a una escala mucho mayor que los suyos; los terroristas "sesentayochistas" de las Brigadas Rojas o la Baader Mainhoff argumentaban que moría mucha más gente en los accidentes de tráfico de un solo week-end burgués, consecuencia de la alienación capitalista. El slogan "vosotros, fascistas, sois los terroristas" puede usarse tanto para indicar ese "y tú más" como para sugerir que en realidad el terrorismo "de los de abajo" forma parte de una conspiración "de los de arriba" y que su existencia les es útil pues sirve para criminalizar a ciertos colectivos o movimientos. En el contexto de un análisis del terrorismo islamista se ha llegado a escribir:

El terrorismo además de un negocio, es una cortina de humo para entretenernos, y para que demos prioridad a la seguridad sobre el bienestar y la libertad, derechos que se han conseguido a base de una larga lucha, y que el capitalismo más agresivo nos lo está arrebatando. Al menos 60.000 personas mueren de hambre cada día por el terrorismo económico-político. (Nazanim Armaninan, en Público, 30 de marzo de 2016).

El teatro del terror - El terrorismo sabe que no puede derrotar a sus enemigos por sí solo. Su táctica es sembrar el pánico entre la población con acciones espectaculares y provocar una reacción excesiva que se vuelva contra su adversario (Yuval Noah Harari, Letras Libres, 10 julio 2015)


Véase también Violencia, Estado, Criptarquía, Revolución francesa-Jacobinismo, Tercermundismo

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