Matemáticas y política / Encuesta / Demoscopia / Estadística / Big data
Un muerto es una tragedia, un millón de muertos es una estadística (Stalin).
Las encuestas son como las personas, si las torturas lo suficiente, terminan por decir lo que quieres que digan.

Hacer política a través de las encuestas, las estadísticas y todo tipo de modelos matemáticos, así como su manipulación ("cocina"), es una de las características más notables de las democracias contemporáneas: el gobernante, "a golpe de encuestas" varía su política en función de la popularidad de las medidas que va a tomar, y no tanto de su coherencia con un planteamiento a largo plazo.
Esa manera de hacer política se suele calificar de "poner la vela donde sopla el viento", y suele ser criticada por quienes pretenden "hacer que sople el viento donde está mi vela puesta". Esta metáfora naval, convergente con la de "la nave del Estado" y la del gobernante como "timonel", plantea el tema del destino de esa nave: "cualquier rumbo es bueno para el que no sabe a dónde va". Algo similar le plantea a Alicia el gato de Cheshire: "si no sabes a dónde vas, no importa qué camino tomes".
El manejo de big data (grandes cantidades de datos, reunidos a partir de toda clase de fuentes y gestionados por sofisticadas herramientas lógicas -data mining o minería de datos-) permite obtener una información útil para la toma de decisiones políticas, que va más allá del análisis demoscópico de las encuestas electorales, de opinión o de mercado.
Un muerto es una tragedia, un millón de muertos es una estadística (Stalin).
Las encuestas son como las personas, si las torturas lo suficiente, terminan por decir lo que quieres que digan.

Hacer política a través de las encuestas, las estadísticas y todo tipo de modelos matemáticos, así como su manipulación ("cocina"), es una de las características más notables de las democracias contemporáneas: el gobernante, "a golpe de encuestas" varía su política en función de la popularidad de las medidas que va a tomar, y no tanto de su coherencia con un planteamiento a largo plazo.
Esa manera de hacer política se suele calificar de "poner la vela donde sopla el viento", y suele ser criticada por quienes pretenden "hacer que sople el viento donde está mi vela puesta". Esta metáfora naval, convergente con la de "la nave del Estado" y la del gobernante como "timonel", plantea el tema del destino de esa nave: "cualquier rumbo es bueno para el que no sabe a dónde va". Algo similar le plantea a Alicia el gato de Cheshire: "si no sabes a dónde vas, no importa qué camino tomes".
El manejo de big data (grandes cantidades de datos, reunidos a partir de toda clase de fuentes y gestionados por sofisticadas herramientas lógicas -data mining o minería de datos-) permite obtener una información útil para la toma de decisiones políticas, que va más allá del análisis demoscópico de las encuestas electorales, de opinión o de mercado.
Byung-Chul Han y la dictadura del rendimiento - El filósofo de moda explica por qué Eros agoniza y el pensamiento llega a su final - Es alemán de origen coreano, y se ha convertido en el ensayista de moda gracias a textos como La agonía de Eros, que cuenta con una provcadora tesis (reseña en El Confidencial, 2014, ver también reseña en filco y reseña en latrivial):
El porno es expresión exacta del narcisismo típico de nuestra época, que es el correspondiente a una “sociedad del rendimiento”. Antes, la palabra mágica era “deber”: estábamos constreñidos por lo que teníamos que hacer, obligaciones morales cargadas de prohibiciones; hoy, dice Han, estamos obligados a “poder”, esto es, a rendir, a conseguir resultados, a llegar más allá. Esta actitud, que es muy evidente en lo laboral, es también constitutiva de nuestras relaciones afectivas. Según Han, el amor se positiva hoy como sexualidad, una operación que está sometida a su vez al dictado del rendimiento y donde el cuerpo equivale a una mercancía. Tenemos que rendir sexualmente hasta satisfacernos al máximo. En ese contexto, el deseo del otro es reemplazado por el confort de lo igual.
... Según Han, el pensamiento calculador, que es el que carece de esa resistencia que introduce la mera existencia del otro, se convierte en repetitivo y aditivo y nos conduce directamente hacia el final de la teoría.
Han cita a Chris Anderson, jefe de la revista Wired, y su afirmación de que el desarrollo de los datos masivos o big data hace superflua la teoría. La misma idea siguen el profesor de Oxford Viktor Mayer-Schöngerger y del editor de datos de The Economist Kennet Cukier (Big data, la revolución de los datos masivos, Ed. Turner) con la llegada de los datos masivos nos alejamos de la tradicional búsqueda de la causalidad.
Como seres humanos hemos sido condicionados para entender el mundo a través de los porqués, y a tratar de gestionarlo desde ese conocimiento causal. En un mundo de datos masivos ya no nos es necesario, sino que podemos actuar a través de algo mucho más útil, como son las correlaciones. Se trata de medir las distintas variables relacionadas en un fenómeno y poner los datos en común. De ese modo, y a través de los mecanismos analíticos digitales, descubriremos qué es lo que pasa aunque no sepamos por qué. “Las correlaciones no nos dicen la causa de lo que ocurre, pero sí nos alertan de que algo pasa”, aseguran Mayer y Cukier.
Las correlaciones no nos dicen la causa de lo que ocurre, pero sí nos alertan de que algo pasa
Imaginemos que podemos medir los datos de los días previos de las ciudades que sufrieron un terremoto. Hasta la fecha, lo que tratábamos de hacer era entender qué ocurría, buscar una explicación a partir de la cual comprender el fenómeno y prevenir futuras desgracias. Ahora no: simplemente debemos cruzar los datos disponibles, pulsar enter, y esperar que la máquina nos ofrezca correlaciones. Si hay variables que se repiten en todos los casos, sabremos ya que algo está ocurriendo aunque no lo entendamos. Algunas de ellas pueden tener sentido, otras no, pero nos da igual. Si en todas las ciudades el gasto energético estaba en un pico alto o si era la misma hora del día o si sus alcantarillas estaban llenas, no entraremos a valorar por qué ocurre eso, sólo tendremos en cuenta que eso ocurrió cuando se produjo la catástrofe.
Para Han esto es un error porque “no hay un pensamiento llevado por los datos. La ciencia positiva, basada en ellos, que se agota con la igualación y la comparación, pone fin a la teoría en modo amplio… La ciencia positiva, guiada por los datos, no produce ningún conocimiento o verdad”. Para Han, lo que nos ofrecen son informaciones, pero eso no supone ningún conocimiento en sí mismo, porque éstas no cambian ni anuncian nada y por lo tanto carecen de consecuencias. Sin embargo, “el conocimiento, cuando le precede una experiencia, puede conmover hondamente lo que ha sido en conjunto y hacer que comience por algo diferente”. Los datos no nos sacan del "infierno de lo igual", necesitamos de la teoría y del pensamiento para eso.
http://es.wikipedia.org/wiki/Big_data
Los dueños de la intención de voto de los españoles - Salvo una multinacional, el negocio demoscópico lo hacen pymes que, de media, facturan 1,3 millones y ganan 26.000 euros
http://www.electograph.com/search/label/Spain
http://electomania.es/
Rebeca Jimeno, Las masas son más listas con influencia social y sin líderes de opinión - Un grupo de investigadores ha demostrado que conocer la opinión del grupo puede mejorar la inteligencia colectiva. Y que basarse solo en líderes la empeora (Retina-El País, 27/10/2017); cita a Joshua Becker, Devon Brackbill y Damon Centola, Network dynamics of social influence in the wisdom of crowds, PNAS June 27, 2017.
Esteban Hernández, La "cuantofrenia": una definición de la estupidez que impera en la universidad - El horizonte de un mundo con más burócratas guiados por las matemáticas, menos intelectuales y un conocimiento mucho más parcial y débil amenaza profundamente a la enseñanza y a la sociedad (El Confidencial, 8 de abril de 2015): "“La muerte del intelectual y el auge del burócrata ilustrado”. Con esta definición titulaba Andrés Villena Oliver, docente en la Universidad de Málaga, un reciente artículo... reducen la realidad a modelos matemáticos, que son los que estiman que tienen validez, como si los hechos sociales sólo fueran reales si están refrendados única y exclusivamente por los números. Se acaban confundiendo así los medios con los fines... Para Joan Subirats, catedrático en Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Barcelona, y coautor de España/Reset “esta obligación de modelizar para alcanzar el nivel matemático requerido, acaba reduciendo la complejidad para lograr que encaje en esas variables. En el ámbito de la economía es muy evidente, incluso hay un manifiesto, el de Manchester, en contra de este sistema”. Esta visión simplista, anclada en la sofisticación metodológica, encaja bien en esa tendencia a la especialización que lleva al estudio exhaustivo de pequeños entornos, muchos más fáciles de analizar y sobre todo de cuantificar. Y también más provechoso a la hora de encontrar financiación, apunta Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid y ex director del CIS. Este modo de funcionamiento provoca que “cada vez sepamos más sobre más lugares, y que contemos con menos análisis generales. El problema hoy es que nos falta un diagnóstico sobre el tipo de sociedad en la que estamos y sobre cómo ha evolucionado la política en los últimos 20 años. Tenemos un déficit de teoría claro, que va en contra de la necesidad que tenemos de ofrecer un diagnóstico. Por eso hay tanto think tank que te explica cuál es la composición étnica de Ucrania y ninguno que te cuente cuál es el peligro real que existe en ese país respecto de la intervención rusa”."
Véase también Conflicto-Decisión-Control, Sociedad-Sociología y política, Estado-cortoplacismo, Tecnología y política, Red.
No hay comentarios:
Publicar un comentario