martes, 17 de julio de 2018

Progreso

Progreso / Progresismo / Progresista / Prosperidad

La idea de progreso es un resultado del optimismo antropológico de la Ilustración, culminación del antropocentrismo humanista del Renacimiento: la vida del hombre en el mundo no es únicamente un tránsito entre dos eternidades sino que tiene valor por si misma, y la lucha por mejorar es lo que define la condición humana. Camus decía que la libertad no es nada más que una oportunidad para ser mejor.

El progreso inspira los valores de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776: "vida, libertad y búsqueda de la felicidad", de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789: "la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión... Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común", de la Declaración de Derechos del Pueblo Trabajador y Explotado de 1917: "abolir toda explotación del hombre por el hombre, suprimir por completo la división de la sociedad en clases", de la Declaración Universal de Derechos Humanos "... promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos", el preámbulo de la Constitución Española de 1978: "Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida" y el de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (Niza, 2000), posiblemente la exposición más detallada: "Los pueblos de Europa, al crear entre sí una unión cada vez más estrecha, han decidido compartir un porvenir pacífico basado en valores comunes. Consciente de su patrimonio espiritual y moral, la Unión está fundada sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad, y se basa en los principios de la democracia y del Estado de Derecho. Al instituir la ciudadanía de la Unión y crear un espacio de libertad, seguridad y justicia, sitúa a la persona en el centro de su actuación. La Unión contribuye a la preservación y al fomento de estos valores comunes dentro del respeto de la diversidad de culturas y tradiciones de los pueblos de Europa, así como de la identidad nacional de los Estados miembros y de la organización de sus poderes públicos en el plano nacional, regional y local; trata de fomentar un desarrollo equilibrado y sostenible y garantiza la libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales, así como la libertad de establecimiento".

Si no hay progreso, hemos de conformarnos con "lo que hay", que "es lo que es", "lo que debe ser" y "lo que Dios manda"; o, en todo caso, restaurar lo que ha degenerado, o sea un "regreso" y no un "progreso" (de hecho, la propia etimología de "revolución" es dar la vuelta para volver a lo de antes). Así funcionaban las reivindicaciones de los "rebeldes primitivos" (When Adam dolve, and Eve span, / Who was then the gentleman? "cuando Adán cavaba y Eva hilaba, ¿quién era entonces el caballero? -John Ball, 1381-). Es característica la sospecha contra toda novedad (incluido el ascenso de los homines novi).

Otra cosa es si la historia ha supuesto efectivamente una mejora o un empeoramiento frente al "buen salvaje" (véase enfrentamiento Voltaire-Rousseau, recogido en Savater). Tanto el idealismo Kant-Hegel, como el positivismo de Compte y el materialismo de Marx ven progreso; mientras que Nieztsche ve un eterno retorno. La polémica Unamuno-Ortega va por ahí. Steven Pinker, con estadísticas, ve una disminución histórica de la violencia y otros rasgos negativos.

La utilización política de la idea de progreso se identifica con la izquierda frente a la derecha, la revolución frente a la reacción, los "progresistas" frente a los conservadores (en España frente a los moderados, ambos "liberales"); pero también justificó las "dictaduras de orden y progreso" latinoamericanas (el lema sigue en la bandera de Brasil).

Los "progres" se identificaban con los valores juveniles de los años 1960 y 1970, frente a los "carcas" o "fachas". Claramente, lo nuevo ha pasado a ser lo bueno, de lo que se aprovecha el marketing para vendernos productos e imponernos modas.

Aunque sea confluyente, no debe confundirse el concepto socio-político de "progresista" con el concepto fiscal de "progresivo" (impuestos porcentualmente mayores cuanto mayor sea la renta y redistribución inversa; lo que se parece mucho al aforismo socialista que propone "cada cual según sus posibilidades, a cada cual según sus necesidades" y es opuesto al otro aforismo socialista: "a cada cual según su trabajo").

¿Alguien puede declararse en contra del progreso? Pudo haberlo (“El Papa no puede ni debe llegar a pactos con el liberalismo, la modernidad y el progreso” -tesis 40 del Syllabus, Pío IX, 1864); pero la idea ha conquistado de tal manera el pensamiento de la Edad Contemporánea que los "anti-progresistas" no dicen oponerse al progreso, sino que niegan que sea progreso lo que los progresistas consideran progreso: "esto no es libertad sino libertinaje", "las drogas, los anticonceptivos, el divorcio y el aborto no son progreso sino destrucción de la familia y de la vida", "repartir igualitariamente la tarta no es progreso porque disminuye el tamaño de la tarta". Tampoco nadie se opone a la paz. Sólo los muñecos de guiñol con que se quiere que los niños identifiquen al enemigo contra quien se les educa (la bruja Avería gritaba: ¡Viva el mal, Viva el capital!)

Ignacio Quintanilla,  ¿Nos falta un Occidente no sajón? (El Confidencial, 12 de octubre de 2014)

Véase también Felicidad, Conservadurismo, Reaccionario, Revolución, Socialismo, Espectro político, Libertad-Derechos, Ilustración, Hombre-Humanismo, Educación progresista, Valores, Antigua-Novedad-Modernidad, Hombre-Homines novi,

No confundir con Progresivo-Economía y política